descanzo

Despues de las palabras y las cosas
hay un viento fresco
que cubre el cuerpo
y deja que se disuelva
junto a la hierba,
que puedo preguntar?
que puedo desear?
que puedo decir?
que queda despues del
golpe de un rayo?,
lo unico que perdura
es el latir de la vida
de toda la vida.

ego

Una oscura armonia
circula por cada hueso y cabello,
es honda y perpleja
tan honda que no sè que es.
La vida reclama
asfixiar los discursos
y dejar fluir el coraje,
para nacer con lo rayos del sol
y morir con la penumbra de la noche.
Me pregunto si algo es mìo
en este perecedero viaje,
no hay respuesta alguna,
solo se que detras de todo miedo
se encuentra un ego que resiste a morir.

salud...

por los dias navegados
por las noches enrojecidas,
por las palabras dichas,
por el azul tornasol de nuestras miradas.
por los silencios entre mil palabras
por el arribo y la escapada del sol,
por no profesar amor,
por solo estas en medio de los àrboles,
por no tener explicacion,
por el agua y su misterio,
por el lirio y el delirio,
por la niebla y incertidumbre,
por una vieja cancion,
por lo que nos queda por vivir...

Muerte

Creo que decir una cosa significa conservarle la virtud y despojarla del terror. Los campos son más verdes en el decirlos que en su verdor. Las flores, si se describen con frases que las definan en el aire de la imaginación, tendrán colores de una permanencia que la vida celular no permite.

Crítica

Para comprender, me destruí. Comprender es olvidarse de amar. No conozco nada más al mismo tiempo falso y significativo que aquel dicho de Leonardo da Vinci de que no se puede amar u odiar una cosa sino después de haberla comprendido.

cuidador de rebaños

No creo en Dios porque nunca lo he visto.
si el quisiera que yo creyera en él,
seguro que vendría a hablar conmigo
y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy!
Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el sol y el luar,
entonces creo en él,
entonces creo en él a todas horas
y mi vida entera es una oración y una misa
y una comunión por los ojos y por los oídos.

Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el luar y el sol,
¿por qué llamarle Dios?
Le llamo flores y árboles y montes y sol y luar;
porque si él se hizo, para que yo lo viese,
sol y luar y flores y árboles y montes,
si se me aparece como árboles y montes
y luar y sol y flores
es porque quiere que lo conozca
como árboles y montes y flores y luar y sol.

Y por eso yo le obedezco
(¿qué más sé yo de Dios que Dios de sí mismo?),
le obedezco viviendo, espontáneamente,
como quien abre los ojos y ve,
y le llamo luar y sol y árboles y montes,
y lo llamo sin pensar en él,
y pienso en él viendo y oyendo,
y ando con él a todas horas.