
Para comprender, me destruí. Comprender es olvidarse de amar. No conozco nada más al mismo tiempo falso y significativo que aquel dicho de Leonardo da Vinci de que no se puede amar u odiar una cosa sino después de haberla comprendido.
EN EL PRESENTE un hombre tenue oscurece el aire para salpicar las ventanas con aromas de ayeres, en aquella sordida ciudad. Se empuña la luna y se escribe designios para los hombres que solo esperan conquistar el futuro y sus demonios. En la plaza la muerte saluda muy atentamente a todos y la precipitacion nunca aguarda, y como niños, sabemos que el futuro nunca ha exitido ni al inicio ni al final de este inmortal presente, que se escurre por todos los parajes de este extraño existir...
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